No debemos negar la posibilidad de mejorar en Cataluña por el mero hecho de sentirnos españoles
¿Por qué hemos de sentirnos traidores de nuestra propia persona por pensar que Catalunya podría llegar a ser una nación con voz propia?
Soy una persona sin patria, puesto que nunca me he sentido ni catalán ni andaluz. Como tantos otros, no soy más que un hijo de inmigrantes Andaluces, nacido en Cataluña. Como a tantos otros, se me ha inculcado desde pequeño el sentimiento anti catalán desde mi propia casa.
Estas vivencias hacen que se generen unos sentimientos en mi interior a los que ya no puedo renunciar. No obstante, todos nos debemos el derecho a la reflexión, lo que nos aboca inevitablemente a un dilema moral pero no debemos de negar la posibilidad de mejorar por el mero hecho de sentirnos españoles.
Tengo la certeza de que la sociedad catalana está preparada para afrontar nuevos retos sociales y económicos. Lo que ahora he comprendido es que defender esta postura no ha de conllevar una vergüenza interna ni una negación de nuestros propios sentimientos. Amo España, sus culturas, sus gentes, sus paisajes, sus tradiciones, me siento español y como muchos lloré con aquel gol de Iniesta. Si Cataluña fuese un país y hubiera una final de un mundial de fútbol, yo iría con España con toda mi alma, pero esto no puede hacer que renuncie a la posibilidad y la ilusión de crear una nueva sociedad más justa, más actual, más tolerante, y con una proyección de futuro más acorde con los nuevos tiempos que nos avecinan.
Es un insulto a la inteligencia obviar que en este pequeño rincón de Europa hay un inmenso movimiento social capaz de movilizar de forma pacífica más de dos millones de personas. La negación de que sus ciudadanos no puedan expresarse a través de un referéndum de autodeterminación es igual de absurda como lo fue la negación de que una persona afroamericana no pudiera entrar en un lavabo o de que las mujeres no pudieran votar.
Espero que estas líneas no sirvan para la confrontación, sino para que muchos como yo se quiten el peso de sus propias ideas preconcebidas y abran la mente a una nueva posibilidad.
Raúl P. Ruíz, director industrial
*Article de la campanya de l’ANC ‘Fem Futur’